Treinta años puede ser la vida de un negocio, los años que cumple tu hijo, los años que hace que te casaste, el tiempo de maduración de un vino, y también el tiempo le cuesta a un jardín desarrollarse.
Treinta años de trabajo continuado, solo intuición, poco a poco construyendo, paso a paso creando,
Hace unos días encontré este pequeño eden particular muy cerca de mi casa, el trabajo de años de empuje y de esfuerzo, bien es cierto que el agua es espontanea y corre por su propio peso y fuerza, lo que facilita algo las cosas, no obstante el sol sale para todos igual y no todos saben aprovecharlo.
Toda el agua que corre a borbotones es de pozo artesiano, su propia presión le hace brotar algunos metros más arriba, la usamos para deleite y la dejamos escapar de nuevo, así eternamente. El ruido majestuoso, pero tan perenne que puede llegar a cansar.
Es mejor que lo veais vosotros mismos.
Parcela de frutales, moreras, papiros, plataneros, etc
Agua brotando a raudales, tapizantes, hederas.
Pequeños homenajes, a la vida
Cualquier rincón es bueno para un visitante ilustre.
Acequias de agua corriendo, estrechos cauces siempre avanzando
Fuentes con el agua siempre brotando, sin electricidad, sin bombas, sin filtros, solo agua pura y cristalina.
Uno no se puede cansar de como brota el agua
Decenas de surtidores brotando a la vez sin esfuerzo alguno.
Solo la riqueza impagable del elemento esencial es capaz de naturalizar con tanta rápidez
Bergenias, tapizantes, hiedras, todo encaja.
Macizos de flores naturalizadas, abundante sombra, todo funciona.
Treinta años de trabajo, treinta años brotando el agua sin parar. Toda una vida en un rincón.
Carlos Morales Sebastian
Técnico de Garden Center Ejea
Buen aticulo