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Las 20 especies que conforman a la familia Cistaceae, entre ellos el Cistus, además de sus híbridos, son arbustos atractivos siempre verdes que se transforman en una increíble exhibición de flores, ideales para el jardín. Desde comienzos de la primavera hasta promediar el verano, desarrollan una hermosa mata de flores parecidas a las rosas simples. La gran mayoría de ellas son blancas, pero también existen en diversas tonalidades de rosa, púrpura y magenta.
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Estas hermosas flores de jardín son originarias del sur de Europa, Islas Canarias e islas del Mediterráneo, donde el clima es muy soleado, pero no tolera las heladas. Cuando cultivas el Cistus en macetones, puede que precisen protección durante esta época.
No obstante, depende siempre de la severidad del clima. El híbrido enano Cistus x lusitanicus, es una planta interesante, que puede llegar a alcanzar entre los 30 y 60 cm de altura y más o menos lo mismo de ancho. Posee flores de aproximadamente 5 cm de diámetro, que surgen en los primeros tiempos del verano y proporcionan un aire fresco y brillante al jardín, durante esta época.
Cuidados del Cistus en primavera y verano
Trasplanta a tu Cistus a principios de la primavera, en un compost que incluye un poco de cal. Pero si le agregas un poco de turba con arena, sería lo ideal. Coloca una capa de trozos de cerámica en la base del recipiente para mejorar el drenaje. En cada trasplante, coloca la planta en un recipiente varias medidas más grandes, hasta que tu planta llegue a uno de 45 cm de diámetro.
Pon la maceta al sol, preferentemente en un sitio protegido del viento. El Cistus tolera muy bien las temperaturas altas, siempre y cuando, haya buena circulación de aire a su alrededor. Mantén el compost húmedo, pero no saturado. Durante la primavera y el verano, abona la Jara cada dos semanas con un fertilizante líquido, utilizando la mitad de lo que indican las instrucciones del producto.
Los Cistus necesitan muy poca poda, pero si los tallos han sido dañados como consecuencia de una helada, entonces deberás cortarlos para que la planta recupere su salud antes de que comience la primavera. Las ramas heladas se tornarán negruzcas y quebradizas.
Corta también los brotes desordenados y dispersos para que la planta adquiera una forma arbustiva. No obstante, cuanto más envejezca, menos soportarla las podas severas y es probable que algunas no vuelvan a desarrollar brotes nuevos.
Cuidados del Cistus en otoño e invierno
Durante el invierno, los principales problemas del Cistus los constituyen las fuertes heladas y los vientos fríos. Protege a tu planta en una pared orientada hacia la luz y evita que el compost quede con agua estancada, cubriéndolas con un trozo de plástico atado alrededor de la maceta. Acuérdate de retirarlo a fines del invierno o cuando comience la primavera.
Propagación del Cistus
La mejor manera de propagar el Cistus es a través de esquejes. A mitad del verano, escoge trozos de unos 10 cm de largo de brotes de la planta que hayan desarrollado ese mismo año. Elimina las hojas inferiores e introduce tres por cada maceta de 8 cm de diámetro, unos 5 cm de la superficie del compost, hecho con partes iguales de turba y arena.
Colócalos en un propagador que mantenga la temperatura de 16 °C y, después de tres o cuatro semanas, se habrán formado las raíces y se notarán los primeros signos de crecimiento. Saca los esquejes de Cistus del propagador y colócalos en un rincón cálido y protegido del viento hasta principios de la primavera, que será el momento de trasplantarlos y tratarlos como plantas adultas. No obstante, también se pueden cultivar a partir de semillas.
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Cuando compres ejemplares, trata de que estos estén llenos de hojas y evita aquellas plantas que tengan una maceta muy pequeña, ya que el Cistus tiende a inclinarse y es difícil recuperarlo.