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El cultivar hortalizas, hierbas aromáticas y plantas en contenedores es sumamente fácil, de ahí su éxito.
Así que una terraza o patio con sol (incluso con pocas horas) y espacio para colocar el contenedor basta para cultivar hortalizas en casa. Así que sigue el paso a paso para empezar un huerto en casa fácilmente.
Pasos básicos para crear un huerto en casa
Es importante tener en cuenta algunos factores que nos ayudarán a que los cultivos crezcan y den sus frutos. Así que con estos pasos básicos lograrás que el huerto tenga éxito.
- Espacio disponible. La profundidad y espaciosidad del contenedor también son aspectos básicos para seleccionar las especies. El tamaño de un recipiente para sembrar deberá ser mayor y más profundo. No obstante, cuanto más grande será mejor, ya que las raíces tendrán más espacio para profundizar y la planta podrá resistir mejor el estrés por falta de agua.
- Luz. Es necesario contar con sol, ya que ello es el elemento principal. Pero es importante saber qué se va a cultivar para saber hacia dónde se va a orientar el huerto. En los contenedores de huerto urbano se puede cultivar muchas plantas hortícolas y aromáticas. Para hacer una buena selección, es esencial tener en cuenta la luz. La mayoría de las verduras y hortalizas necesitan pleno sol (6-8 horas al día). Por lo tanto, conviene ubicar el contenedor orientado al sur o al este y evitar la proyección de sombra de una pared, valla u otras plantas. Al ser portátiles, estos recipientes se pueden mover buscando la máxima insolación en cada época del año, la protección contra el frío o el exceso de sol y calor. Si el lugar va a soportar cierta sombra, ten en cuenta que muchas plantas crecen bien con poca luz.
- Agua. El riego será primordial, pero deberá ajustarse dependiendo la época y el cultivo que se va a tener. Una buena opción cuando son espacios grandes, es el sistema de riego por goteo.
- Drenaje. Muchos contenedores para huerto urbano llevan en su interior una bolsa geotextil que permite un perfecto drenaje del agua a la vez que retiene el sustrato. Otros disponen de agujeros de drenaje para impedir el encharcamiento en la base. No obstante, conviene extender una capa de material drenante antes de rellenarlos con el sustrato.
- Riego. Las plantas que crecen en contenedores están más expuestas a la falta de agua que las que viven en el suelo. Por lo tanto, deberás controlar la humedad del sustrato de forma constante, especialmente en los meses más cálidos y secos del año o si hace mucho viento. Riega de forma regular pero moderada, evitando el encharcamiento. Las regaderas te permitirán regar en forma de suave lluvia. Una excelente alternativa es el riego automático por goteo.
- Suelo. Si se dispone de suelo, este deberá ser fértil aportando materia orgánica. Ahora que si no se cuenta con ello, se podrá usar recipientes con sustratos ligeros que aporten nutrientes, así como un buen soporte para el óptimo crecimiento de las plantas. Utiliza un buen sustrato para huerto, ya que favorece la germinación, incentiva el crecimiento de las plántulas, acentúa el sabor y color de las hierbas aromáticas y hortalizas. Lo importante es que sea rico y mantenga la humedad adecuada sin retener más agua de la cuenta. Debe quedar mullido y suelto.
- Acolchamiento del sustrato. Cubre el pie de las plantas con corteza de pino o paja para que la humedad del sustrato se conserve más tiempo.
- Semillas o plantones. Existen sobres con semillas seleccionadas que te aseguran una cosecha de calidad. Según la época del año deberás sembrarlas en semillero, o bien, directamente en el recipiente. Si quieres ganar tiempo puedes adquirir las hortalizas y aromáticas en planteles. Si se desarrollan en altura deberás utilizar tutores o sujetarlas a un soporte.
- Ventajas de Plantones: especies más resistentes con menos dificultad para su cultivo.
- Desventajas de plantones: menor variedad y no se lleva a cabo el ciclo completo.
- Ventajas de las semillas: más variedad, más económico y el ciclo completo de la planta.
- Desventajas de las semillas: más probabilidad de plagas y más dificultad.
Ejemplos de cultivos fáciles
- Lechuga. Requiere de nutrientes y un buen riego, sobre todo cuando forma el cogollo.
- Espinaca. Es exigente en cuanto a los nutrientes, sobre todo con el nitrógeno. Además, requiere un riego en dosis reducidas.
- Rábano. No es una hortaliza exigente en cuanto a los nutrientes, pero la humedad debe ser regular para evitar problemas graves.
- Ajo. Es poco exigente de nutrientes y de riego, por lo que es muy fácil su cultivo.
- Cebolla. No precisa de muchos cuidados, así que no es nada exigente con el riego ni los nutrientes.
Consejos para regar el huerto urbano
El jardín no debería convertirse necesariamente en un lujo en tiempos de sequía o en los meses más calurosos del año. Existen muchas maneras de ahorrar agua sin que las plantas se resientan por ese motivo. Una idea que hay que adoptar es que las plantas son capaces de sobrevivir con cantidades de agua muy inferiores a las que creemos. Dicho esto, es igualmente importante valerse de una serie de consejos para hacer un uso eficaz y razonable del agua.
A qué hora regar. En los momentos más calurosos del día, la mayor parte del agua de riego se evapora. Regar por la noche o a primeras horas de la madrugada, es mucho más aconsejable. Además, se evita quemar las plantas por el efecto lupa del sol sobre las gotas.
El riego debe adaptarse al clima, pero también a la época del año y las necesidades de las plantas. No vale mantener el mismo programa de riego apto para el verano de mayo a septiembre.
Un riego adaptado a las características del suelo. Deberá ser más frecuente y abundante en suelo arenoso, donde el agua se infiltra rápidamente y, más lento y espaciado en suelo arcilloso, de baja infiltración.
Riego adaptado al clima. Los programadores de riego permiten regar en el momento deseado y durante el tiempo necesario. Pero no es eficaz mantener el mismo programa de riego apto para el verano de mayo a septiembre. Conviene hacer ensayos de reducción de riego. Las plantas pueden tolerar periodos más o menos largos sin ser regadas, sobre todo si se las va acostumbrando progresivamente.
Regar bien, pero menos veces. Es mejor regar las plantas en su base, a fondo, para que el agua llegue a las raíces y, de forma espaciada, hacerlo de forma ligera y más a menudo. En el primer caso, las raíces tenderán a bajar más profundamente buscando el agua y la planta se hará más resistente.
Los sistemas de goteo que riegan solo la zona radicular son los más eficaces, aunque también más costosos de instalar. Además, el riego por goteo no compacta el suelo tanto como el riego por aspersión y, por tanto, no se pierde tanta agua.
Utilizar geles en el sustrato. Cuando se ha secado, el suelo repele el agua y pierde así gran parte de la que se le aporta. Añadiendo turbas con geles o agentes mojantes se puede mejorar notablemente la capacidad de retención hídrica del sustrato y su capacidad de rehumectarse. Existen sustratos con geles que permiten un ahorro de hasta un 40 % de agua.
Regar con agua de lluvia. La de lluvia puede ser una excelente agua de riego, ya que no está clorada como la del grifo y es óptima para todo tipo de plantas, especialmente las acidófilas. Se puede fabricar artesanalmente un recuperador de agua o comprar uno de plástico en un centro de jardinería. Pero si se puede utilizar una antigua fosa séptica bien limpia y conectarla a una canalización de aguas pluviales, se podrán almacenar varios metros cúbicos de agua y con la ayuda de una bomba sencilla permitirá llevarla al jardín.
Necesidades hídricas
La organización del jardín en función de las demandas específicas de las diferentes especies vegetales contribuye en gran medida a un consumo más racional de agua. En la práctica, el suelo debe estar húmedo a una profundidad de:
- 30 centímetros para los arbustos.
- 10 centímetros para las plantas de parterres.
- 50 centímetros para los árboles de menos de 5 años.
- 5 a 10 centímetros para el césped.
La cantidad ideal de agua para los diferentes tipos de plantas es:
- Los arbustos requieren unos 40 litros/m2 una vez por semana.
- Los árboles sensibles (de 3 a 5 metros, plantados desde hace 2 a 5 años): 70 litros/m2 cada 15-20 días.
- Las plantas anuales y vivaces: uno 10 litros por metro cuadrado cada 2 a 4 días.
- Las plantas en jardineras requieren una humedad constante a nivel de las raíces.
Recomendaciones para preparar la tierra del huerto
La tarea para preparar la tierra del huerto no es mucha, pero si es muy importante para que se obtenga un cultivo de gran calidad.
Identificar el tipo de terreno. Si bien, es algo en lo que no se le toma mucha importancia, el conocer las características del suelo de siembra va a permitir tener un equilibrio. Por ello, la tierra se divide en dos:
- Tierra arcillosa. De una alta capacidad de retención de agua, pero sin la capacidad de drenarse, lo que podrá repercutir en la oxigenación de las raíces.
- Tierra arenosa. Permite una evacuación rápida del agua, por lo que no es la idónea para cultivos que requieren mucha humedad. La principal ventaja es que permite una elevada oxigenación de las raíces.
Airear y mullir. Son dos labores encargadas de renovar y oxigenar la tierra. Para llevarlas a cabo, la tierra tendrá que estar húmeda, por lo que lo ideal es que se moje un par de días para comenzar a airear y mullir. De este modo, se podrá trabajar la tierra sin que tenga demasiada resistencia. Para poder airear y mullir existen varias formas. Una de ellas es cavar unos 20 a 25 cm de la superficie de cultivo sacando la tierra. Otro método, es mezclar la tierra de otras cosechas con el compost para que ayude a fertilizar el suelo.
Eliminar la maleza. Es necesario eliminar aquellas plantas que pueden entrar en lucha por los recursos de agua con las especies del huerto. Así que es conveniente erradicar la mala hierba para que la siembra sea todo un éxito. Es habitual que después de un par de días del riego, comience la aparición de la mala hierba, pero es necesario arrancarla para que pierda fuerza.
Allanar terreno. Una vez que se ha mezclado el suelo con fertilizante, es momento de allanar el terreno. El objetivo es que la tierra tenga un aspecto suave y fino.
Abonar y enriquecer la tierra. Aunque ya tenga compost el suelo, no está de más proveer nutrientes, ya que crea una capa superficial sobre el suelo y, por ende, podrá penetrar en el resto del sustrato para poder enriquecerlo. Recuerda que las cajoneras para huerto son pieza clave para lograr un buen desarrollo de las especies.
Beneficios de tener un huerto en casa
Hoy en día existe una gran cifra de huertos urbanos. Pero esto no queda ahí, ya que día a día va en un incremento de manera exponencial. Y aunque el fenómeno no tiene mucho tiempo que se desarrolló, existen grandes beneficios que valdría la pena conocer.
Fomentar el compromiso. Dar vida a un campo de cultivo (aunque sea pequeño) precisa de tiempo y mucha paciencia. Es por ello que se requiere dedicación, dependiendo la época del año, con el fin de detectar problemas o carencias que puedan afectar.
Reciclar y reutilizar. Los residuos orgánicos de casa puede convertirse en un abono excelente para el huerto. Esta alternativa tiene dos ventajas, la primera minimiza el impacto ambiental por el empleo del transporte. La segunda es que al ser el propio productor del compost, evita la fabricación y el uso de otros productos.
Fomentar lazos sociales. Las actividades reducen tensiones, fomenta la integración entre grupos, mejora las relaciones sociales y ayuda a crear redes. Esto se debe a que trata de espacios donde el apoyo mutuo y la convivencia sobresalen notablemente.
Mayor valor a lo que se consume. Los huertos urbanos quizás no logren alimentar a todas las familias implicadas. Sin embargo, no solo reside en la cantidad de cosecha que cada uno tenga en el hogar. El proceso de cultivo hace más conciencia sobre lo que va a la mesa. Incluso el cultivar los propios alimentos permite entender el valor nutritivo de los productos frescos y tener el estado perfecto de maduración.
Mejorar el entorno. El romper con los mantos verdes tienen repercusiones para la comunidad. Pero los huertos urbanos contribuyen a minimizar las emisiones de dióxido de carbono que los sistemas actuales agroindustriales realizan mediante la captura de árboles y plantas.
El crear un huerto en casa puede ser una actividad muy satisfactoria y enriquecedora, que va permitir entender mejor la naturaleza.
Sin duda, el tener un huerto en casa puede resultar realmente excelente, por lo que más y más ciudades pueden unirse a tal loable labor. Así que si tú puedes contribuir a la causa y enseñar a los tuyos la importancia de dar vida a más espacios verdes, no dejes de intentarlo.