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El invierno, es la época de parada vegetativa de la mayoría de especies ornamentales, por lo que es momento para preparar el suelo.
Y es que el objetivo es disponer de una tierra más rica para dar una buena respuesta de las siembras en la primavera y, con ello, potenciar el desarrollo de brotes y tallos de las especies existentes. Por ello es importante saber cómo preparar el suelo del jardín en el invierno.
La importancia de preparar el suelo
En los meses de diciembre y enero, es momento ideal para preparar la tierra. Para este fin habrá que realizar una exportación de materia orgánica.
La materia orgánica se incorpora al suelo de cultivo para mejorar la capacidad de retención de agua y nutrientes, tener una óptima textura y aireación para disponer de una tierra más fuerte y esponjosa que facilita la aparición de nuevas raíces y su arraigue.
Así que es importante realizar esta tarea antes de la llegada de la primavera para garantizar su asentamiento, dejando la tierra en óptimas condiciones para las futuras plantaciones.
Cómo preparar el suelo en el invierno, según sea el caso
En el caso de macetas y jardineras, en la época de invierno podemos preservar el sustrato y proteger las plantas usando un cubresuelos.
Se puede utilizar las cortezas decorativas, las astillas de madera y las fibras de coco aplicadas de un grosor de 5 a 6 cm alrededor de las plantas, o bien, sobre la tierra de las macetas evita la pérdida de sustrato por acción del viento y protege a las plantas del frío.
En la primavera temprana, se puede renovar parte de las macetas, al incorporar un sustrato nuevo, como por el ejemplo el sustrato universal, ya sea para trasplante o siembra de nuevas especies.
En el caso de flor y huertos, es primordial incorporar materia orgánica estabilizada sobre el suelo del cultivo de manera directa. El estiércol de caballo y el mantillo son productos estabilizados que se obtienen mediante el proceso de compostaje y resultan excelentes para el uso en jardín y huertos. Sus materiales son ricos en materia orgánica, humus y con un bajo contenido de sales, lo que facilita la incorporación al terreno.
Para tener un gran efecto en el suelo, primero habría que realizar una limpieza de malas hierbas y restos de vegetación de la zona donde se va a incorporar el producto.
Una vez limpio el suelo, habría que trabajar la tierra existente con ayuda de una asada y agregar el mantillo o estiércol de un grosor de 20 a 30 cm. Rastrillar y realizar un riego.
En el caso del césped, la tarea en invierno es menor. En la mayoría de las especies cespitosas entran en parada invernal en zonas de mucho frío.
Así que es importante realizar un recebado antes de la primavera para poder estimular la aparición de nuevas raíces. Previo al recebado habría que realizar una siega baja del césped y un escarificado para eliminar restos de vegetación. El recebo se incorpora de 1 a 2 cm sobre el césped y se debe rastrillar y realizar riegos para poder lograr una buena red de distribución del producto.
Así que no olvides poner en marcha esta tarea de proteger el suelo del jardín en el invierno para que tras la llegada de la primavera, las especies estén listas para darlo todo. Además, no está de más saber cómo debe ser el riego en invierno para asegurar su desarrollo.