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La Aglaonema pertenece a la familia de las aráceas y es proveniente del sudeste asiático. Esta familia constituye plantas decorativas de interior que son muy fáciles de cultivar, siempre y cuando, le proporciones las condiciones que precisan: humedad, calidez y sombra durante todo el año, aunque también disfruta de una buena luz. La Aglaonema se cultiva por sus maravillosas hojas moteadas de tallo largo que terminan en puntas afiladas o ligeramente redondeadas. Además, durante la época estival, las plantas maduras producen flores doradas denominadas espatas.
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Cuidados de la Aglaonema durante todo el año
Proporciónale a tu Aglaonema tibieza durante el verano, es decir, 18 °C o más. Riégala con libertad y de manera regular, aunque no con demasiada frecuencia como para que el compost y las raíces se mantengan encharcados. Como se trata de una planta tropical, la humedad es fundamental así que rocíala tres veces por semana cuando el tiempo esté caluroso.
Aplícale a tu planta un abono líquido cada 14 días y abónala regularmente. Cámbiala de maceta cada tres años aproximadamente durante la primavera, pero antes de hacerlo, ten en cuenta que la temperatura debe rondar por los 18-21 °C, para que de esa manera se aclimate a una temperatura agradable.
Durante el otoño e invierno mantén la Aglaonema a una temperatura de 15 °C como mínimo, en la sombra o bajo una buena luz, pero que no le dé el sol directo. Riégala ocasionalmente para que el compost se mantenga ligeramente húmedo.
Propagación y problemas de la Aglaonema
Cuando debas cambiar la planta de maceta, es decir, a mediados de la primavera, divide la masa de raíces cuidadosamente y separa los brotes con cuatro hojas nuevas y muchas raíces. Planta las plantas jóvenes y mantenlas a una temperatura de 21 °C. Otro método consiste en separar los retoños jóvenes que surgen en verano alrededor de la base.
Conseguir semillas de Aglaonema es un tanto difícil, pero si lo logras, precisarás un propagador para cultivarlas adecuadamente. Recuerda que la Aglaonema puede ocasionarte problemas y si no la cuidas correctamente y la expones demasiado al sol, es probable que las hojas se quemen. Si esto llegara a ocurrir, aleja la planta de los lugares soleados. Las hojas marchitas indican que la planta fue regada en exceso; por tanto, disminuye el riego.
Por otro lado, si el ácaro rojo llegara a hacerse presente en la planta, rocíala con un insecticida para plantas de interior.
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