Qué contento estoy!. Por fin he encontrado la solución para tener ese jardín ideal, que durante tanto tiempo he ido buscando.
Se trata de un “kitt milagroso”, con el que si hago todo lo que me dicen, obtendré lo que busco.
No quiero tener contratiempos. Primero leeré las instrucciones. Comprobaré que estén todas las piezas, y en segundo y último lugar… -qué fácil-, montaré las piezas en el orden que aparecen.
Mi experiencia me dice que…”Siga las instrucciones”, no vaya a ser que me pase de listo y esos magníficos rosales que aparecen en la caja, no florezcan en mi jardín.
¡Uhm!, primero pondré las piezas grises de 2×8 y luego iré colocando encima las verdes. Cuando lo tenga listo haré el camino. ¡Bah!, ¡esto está chupado!.
¡Cuidado!, me he equivocado de pieza. No pasa nada, aquí va el muro blanco en donde colgaré las macetas.
Ojalá, fuera tan fácil construir nuestro jardín como el hacerlo con las construcciones de LEGO. Pero la realidad es, ¿real?. No basta con tener las mejores semillas, o las mejores plantas, consiste en algo más:
“El roble más alto del bosque es el más alto no sólo por haber nacido de la bellota más resistente, sino también porque ningún otro árbol le bloqueó la luz del sol, porque el subsuelo que rodeaba sus raíces era profundo y rico, porque ningún conejo le mordisqueó la corteza cuando era un tallo joven, ni ningún leñador lo taló antes de que madurara”.
Sabemos mucho acerca de ésta o aquella semilla, de cuánto hemos pagado. Pero, ¿sabemos bastante sobre la luz del sol que la calentó, del suelo en el que hundió sus raíces, los conejos y leñadores que tuvo la fortuna de evitar y de la mano del hombre que lo cuidó?
El éxito se define como Talento más Preparación. Si lo trasladamos a la parcela que nos ocupa, el Talento serían las “semillas” y la Preparación, todo lo que no se compra.
Buena Cortesía
www.fernandoabadia.com