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El manzano es una planta muy apreciada en los huertos, ya que su mantenimiento es sencillo y resulta un árbol muy productivo. Así que para poder disfrutarlo en todo momento, echa un vistazo al paso a paso para saber cómo germinar las semillas de manzana.
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Cómo germinar las semillas de manzana
Existen dos épocas para sembrar las semillas, una es en el otoño, que es la ideal. La otra es en la primavera a comienzos del verano, siendo una época aceptable.
Una vez que se defina la época, es momento de cortar la manzana para extraer las semillas.
Después límpialas bien para quitar cualquier resto orgánico o posibles hongos que puedan dañarla.
Ponlas en un vaso con agua durante 24 horas para que el embrión en su interior no se deshidrate.
Al transcurrir el tiempo, rellena un molde a la mitad con sustrato de vermiculita.
Después coloca las semillas, un poco separadas entre sí para que germinen con el tiempo.
Termina de rellenar con más vermiculita y riega un poco con la ayuda de un vaporizador. Recuerda que el sustrato debe estar húmedo y no empapado.
Echa una pizca de fungicida ecológico como azufre o cobre a modo de prevención.
Vuelve a regar un poco. Cierra y llévalo a la nevera a una temperatura de 6˚C.
Una vez por semana hay que abrir el molde para que el aire se renueve y corroborar como están las semillas. Durante 3 meses.
Continua el procedimiento …
Al pasar el tiempo, siembra las semillas en semilleros con un buen drenaje para que mantenga la humedad y no se compacte.
Una opción sería mezclar 60% turba negra, 10% humus de lombriz y 3 % de perlita.
Con el sustrato listo, rellena el semillero casi por completo. Coloca una o dos semillas y cubre con el sustrato.
Agrega fungicida, riega y coloca el semillero en un lugar donde le de el sol directo.
Al cabo de un mes empezará a germinar. Solo hay que tomar en cuenta que a temprana edad son frágiles, por lo que hay que cuidarlas bien.
Así que habría que repicarlas, es decir, separarlas y plantarlas en macetas individuales.
Durante el primer año habría que estar al pendientes de ellas. Para ello el riego, el abono y los tratamientos preventivos son clave para que puedan desarrollarse sanas y en buen estado.