Todo sobre la Salud de los Rosales
Mantener los rosales en un buen estado de salud es vital para obtener una buena floración y para la propia supervivencia de la planta.
• A la hora de la plantación hay que tener en cuenta que la mayoría de los rosales prefieren una exposición soleada, en un lugar bien aireado pero no sometido a los vientos fuertes. Solo para ciertas variedades y climas muy cálidos se recomienda la semisombra.
• Los rosales se desarrollan mejor en un suelo ligeramente ácido y rico en arcilla y limo. Si se procura que el sustrato tenga estas características se evitarán a la planta futuras carencias y problemas de salud.
• El suelo ha de contar con buen drenaje para evitar la asfixia de las raíces, a la que son bastante sensibles los rosales. Sin embargo, la tierra debe mantener siempre una cierta humedad. Esto es especialmente importante en el caso de los rosales cultivados en maceta.
Las buenas condiciones de cultivo y los tratamientos preventivos contra plagas y enfermedades aseguran unos rosales saludables.
• Se debe regar sobre el sustrato y nunca sobre las hojas para evitar la aparición de hongos.
• Las tijeras de podar deben desinfectarse (basta lavarlas con agua y detergente y secarlas bien) para no contagiar enfermedades de unas plantas a otras. Las herramientas deben mantenerse en buen estado y con las hojas afiladas para conseguir unos cortes limpios que cicatricen con mayor facilidad.
• Se deben retirar y eliminar las hojas secas o dañadas que exhiba el rosal, y los restos de poda, para evitar el desarrollo de enfermedades ya existentes en el ejemplar. Del mismo modo, se ha de limpiar el suelo de malas hierbas.
LAS PLAGAS Y ENFERMEDADES MÁS FRECUENTES
Es fácil mantener sanos los rosales tratándolos periódicamente con un producto polivalente, capaz de actuar sobre insectos y hongos a la vez; conviene aplicarlo cada 15 o 20 días desde que los brotes tienen entre 10 y 20 centímetros de largo, hasta mediados de septiembre. Para controlar el ataque de plagas y hongos concretos, existen tratamientos específicos. Los expertos de los centros de jardinería te ayudarán a identificar el problema y te aconsejarán qué hacer.
• Oídio (Sphaerotheca pannosa)
Síntomas: Este hongo cubre con un fino polvo blanco hojas y flores. Ataca sobre todo en primavera y otoño a los rosales que crecen en terreno seco. Las altas temperaturas detienen su desarrollo.
Prevención: Mantener el suelo siempre con cierta humedad (acolcharlo ayuda). En invierno, tras la poda, tratar con un fungicida sistémico (formulado con benomilo, azufre, dinocap, equisetonina) que evite o limite su aparición; respetar la dosis y la frecuencia de aplicación indicadas por el fabricante.
Tratamiento: Los tejidos atacados mueren, así que lo mejor es podar las partes afectadas y/o aplicar un fungicida de contacto para que no se extienda.
• Roya (Phragmidium mucronatum)
Síntomas: Produce manchas amarillentas en el haz y abultamientos con esporas en el envés de las hojas de la zona más baja de la planta, especialmente. Este hongo provoca la caída de las hojas afectadas y un debilitamiento general del rosal. Favorecen su aparición las temperaturas suaves (en torno a los 20º) y la humedad constante.
Prevención: Eliminar las hojas caídas porque en ellas hibernan las esporas que atacarán en primavera. Tratar con un fungicida formulado con óxido de cobre o equisetonina (cola de caballo).
Tratamiento: Si ya se ha manifestado, tratar principalmente con formulados de oxicarboxina, maneb o triforina.
Míldiu (Peronospora sparsa)
Síntomas: Se presenta en las hojas, capullos y flores y provoca un fuerte debilitamiento de la planta e importantes pérdidas foliares. Se reconoce por la aparición de manchas entre púrpuras y blancuzcas que van oscureciéndose hasta la caída total de la hoja. Se desarrolla en condiciones de mucha humedad, poco viento y temperaturas medias.
Prevención: Con fungicidas basados en óxido de cobre o equisetonina.
Tratamiento: Podar las partes afectadas y aplicar fungicidas sistémicos con metalaxil-cobre o fularaxil, eficaces tanto para tratar las plantas afectadas como para prevenir la enfermedad.
• Mancha negra (Marssonina rosae)
Síntomas: Aparecen en las hojas manchas oscuras que se van haciendo más grandes. La hoja va amarilleando hasta que cae. Este hongo ataca sobre todo la parte baja de la planta (hojas adultas) y puede defoliar toda esta zona. Favorecen su crecimiento las temperaturas suaves y la humedad ambiental.
Prevención: Los tratamientos contra el oídio y el míldiu a base de benomilo, maneb o triforina, evitarán que se desarrolle la mancha negra.
Tratamiento: Eliminar las hojas dañadas y las que han caído al suelo. Tratar con óxido de cobre o equisetonina.
• Pulgón (Macrosiphum rosae)
Síntomas: Estos áfidos de color verde o marrón atacan principalmente los brotes tiernos y los botones florales. Succionan la savia, debilitan la planta y deforman hojas y flores. Ligada a ellos suele aparecer la negrilla, un hongo que, aunque no es dañino, afea mucho el aspecto del follaje. La presencia de hormigas puede indicar que hay pulgones, cuya melaza las atrae.
Prevención y tratamiento: Fumigar con agua jabonosa, piretrinas, purín de ortigas o insecticidas con metomilo o acefato, cada 10-15 días. Las mariquitas sirven para su control biológico.
• Araña roja (Tetranychus urticae)
Síntomas: Estos pequeñísimos ácaros de color rojizo que viven en el envés de las hojas provocan defoliación y debilitamiento de la planta. Se desarrollan en condiciones de calor y sequedad.
Prevención: Tratar con azufre antes de que aparezcan.
Tratamiento: Si la plaga se ha manifestado, aplicar un acaricida formulado son cihexaestan (arañas adultas) o dienocloro (huevos), procurando mojar el envés de las hojas. También se puede recurrir al control biológico mediante otros ácaros, como el Phytoseiulus persimilis o el Amblyseius californicus.
• Falsa oruga del rosal (Arge rosae)
Síntomas: La falsa oruga del rosal es en realidad la larva del Arge rosae, una especie de avispa a la que se llama mosca del rosal. Las larvas tienen el dorso amarillo cubierto de puntos negros y se alimentan de las hojas provocando serias defoliaciones.
Prevención: Vigilar las plantas y raspar las puestas de huevos en las ramas.
Tratamiento: Las orugas se pueden eliminar a mano. Como insecticidas de contacto son apropiados el aceite de neem, natural y de amplio espectro, o los formulados con fenitrotion.
Fuentes [verdeesvida]