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La Pereskia es originaria de Sudamérica y de las Indias occidentales, donde puede llegar a alcanzar hasta 9 m de altura, dado que se trata de una planta trepadora de rápida expansión. Como planta de interior, lo mejor será mantenerla como un arbusto pequeño, sujeto a un soporte para que pueda trepar.
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Cuidados en primavera y verano
Trasplanta la Pereskia en primavera, solamente cuando haya llenado por completo la maceta con raíces; usa un compost especial para cactus, con una buena capa de material de drenaje en la base del recipiente y continua trasplantando hasta llegar a una maceta de 30 cm de diámetro y después realiza abono de superficie cada año, sustituyendo la capa superior de tierra por compost nuevo.
Poda las plantas maduras en la época de trasplante para que no crezca mucho; corta las ramas justo encima de un nudo, retirándole lo que sea necesario para mantener la planta a 1,2 m de altura. Riégala para mantener el compost húmedo, pero no anegado; y después no vuelvas a regarla hasta que la superficie del compost se haya secado. Abona cada cuatro o seis semanas con un fertilizante para cactus.
La Pereskia prefiere una atmósfera seca, así que no la rocíes con agua. Procura que tu planta reciba sol abundante, especialmente cuando aparezcan los botones florales. Se da muy bien a la temperatura ambiental propia de la época, aunque esto puede superar los 24 °C sin perjudicarla.
Cuidados en otoño e invierno
Una vez que termine la floración, disminuye las temperaturas 16 °C y riégala con menos frecuencia, manteniendo el compost seco en otoño e invierno. La Pereskia es una planta semi perenne, así que es normal que pierden las hojas en invierno; a pesar de ello, tienen que conservarse en un sitio soleado y con buena circulación de aire seco.
Propagación y problemas de la Pereskia
Siembra las semillas de la Pereskia en compost para cactus en invierno y en primavera; mantenlas protegidas de la luz y a 21 °C. Cuando haya terminado, lleva las plántulas a un sitio más luminoso y mantén el compost ligeramente húmedo.
El exceso de agua puede ocasionar la decoloración de los tallos y la pudrición de las raíces. Lo mejor será cortar esquejes y empezar una nueva planta. La araña roja puede causar problemas, al igual que la cochinillas algodonosas. Combátelos pulverizando la planta con un insecticida con base de malatión.