Contenido del artículo
Hoy en día, con la tecnología a tope nos olvidamos que la agricultura es un sector vital, no solo para nuestra subsistencia, sino también para la economía.
La demanda de alimentos crece al tiempo que lo hace la población, por lo que es necesario mejorar el rendimiento del sector agrícola, además de aumentar la eficacia de los recursos utilizados, como agua, pesticidas, fertilizantes, etcétera.
Por lo tanto, cada vez tiene mayor importancia el tener una tierra fértil, que dote a las plantas de todos los nutrientes que necesitan para su buen crecimiento y reproducción. Aquí entran al juego los fertilizantes, tan necesarios para la salud de las plantas como el agua y la luz solar. Es por ello que vale la pena conocer los tipos de fertilizantes que existen y para qué sirven.
Historia de los fertilizantes
La fertilidad del suelo ha sido un factor importante a lo largo de la historia. Los primeros indicios que se tienen sobre este tema se sitúan en el año 2.500 a.C en Mesopotamia, donde los agricultores se dieron cuenta de que en ciertos suelos se obtenía un rendimiento del cultivo mucho mayor. Posteriormente, se hizo evidente que la fertilidad se reduce con el paso del tiempo, por lo que empezaron a buscar soluciones.
Sin embargo, no hay una primera referencia hacia la utilización de fertilizantes hasta la antigua Grecia, en la que se hacia el uso del estiércol en los viñedos. El siguiente hito relevante se sitúa en el siglo XIII, cuando Pietro Crescenzi hizo referencia a un significativo incremento del uso de abonos.
No obstante, volviendo a la historia más reciente, cabe destacar que durante el siglo XX se se avanzó más en materia de fertilizantes, los cuales se producían principalmente a base de fósforo, potasio y nitrógeno. En la actualidad, destaca la evolución hacia los fertilizantes en forma líquida, así como el valor de la materia orgánica y los biofertilizantes para mejorar y recuperar la calidad del suelo.
Qué es un fertilizante
Los fertilizantes proveen a las cosechas los nutrientes que necesitan, sobre todo los tres elementos químicos esenciales para las plantas (fertilizante NPK: nitrógeno, fósforo y potasio). Aunque muchos fertilizantes también contienen micronutrientes como el hierro, cobre, zinc. De hecho, cada vez tiene mayor importancia los micronutrientes, que han demostrado ser esenciales para el buen estado de las plantas.
Con el uso de fertilizantes se evitan las deficiencias de nutrientes en las plantas, mejora su estado de salud y, por ende, aumenta la cantidad y la calidad de los alimentos. Además, mejora la fertilidad de los suelos y contribuye al desarrollo óptimo de las plantas. Cada especie de planta requiere una determinada formula de fertilizante, o sea, se beneficia de algún elemento específico de su composición. Para entender mejor lo que es un abono, precisamos saber que la composición de su fórmula está expresada por la sigla NPK, lo que significa:
- N. Nitrógeno, el cual estimula el brote y favorece las hojas además de asegurar el crecimiento con vigor.
- P. Fósforo, estimula la floración y fructificación, siendo también importante para fortalecer las raíces.
- K. Potasio, fortalece la estructura celular de las plantas confiriéndoles mayor poder de resistencia a la seca y enfermedades.
Muchas veces los fabricantes de fertilizantes dejan de citar la sigla padrón (NPK) y mencionan apenas el porcentaje de sus elementos en la composición de la fórmula, así como 4-14-8 (donde se entiende que de N existen 4, de P 14 y de K 8 unidades).
Clasificación de los fertilizantes
Los fertilizantes son sustancias ricas en nutrientes que se utilizan para mejorar las características del suelo para un mayor desarrollo de los cultivos agrícolas. He aquí los tipos de fertilizantes:
Fertilizantes orgánicos. También se les conoce como abonos y son de origen animal o vegetal. La desventaja de los fertilizantes orgánicos es que los nutrientes son menos solubles y la planta tarda más en absorberlo. Pero su principal beneficio es que el uso de fertilizantes orgánicos mejora el estado del suelo y favorece la retención de agua y nutrientes. Por este motivo, se utilizan sobre todo en la agricultura ecológica. Algunos tipos de fertilizantes orgánicos son el estiércol, el compost y los abonos verdes.
Fertilizantes químicos. El mayor beneficio del uso de fertilizantes químicos en la agricultura es que se obtienen resultados rápidamente. De forma visible, mejoran el estado de salud de las plantas y aumentan la producción de las cosechas. Sin embargo, habría que usarse eficazmente. En este sentido, las innovaciones de la industria química y los avances tecnológicos, han mejorado mucho la aplicación de fertilizantes químicos.
Biofertilizantes. También llamamos así al fertilizante para plantas que contiene microorganismos vivos. Al igual que los fertilizantes orgánicos, también se utilizan en la agricultura ecológica, ya que son respetuosos con el medio ambiente.
Bioestimulantes. Incluyen microorganismos. La diferencia respecto a los biofertilizantes es que en este caso los microorganismos no se utilizan como nutriente sino para estimular el crecimiento de las plantas.
Por otro lado, según su modo de aplicación, los diferentes tipos de fertilizantes se clasifican en:
Fertilizante foliar. Este tipo de fertilizante líquido se aplica diluido en agua sobre las hojas de las plantas por pulverización. Las hojas también absorben muy rápido los nutrientes, por lo que los resultados no tardan en ser visibles. Los parámetros de tensión superficial y evaporación son clave para una correcta asimilación de los nutrientes en las plantas.
Fertilizante radicular o al suelo. Este tipo de fertilizante se aplica en la base de la planta y puede hacerse de forma directa o diluida en agua. De este modo, el nutriente para las plantas se asimila muy rápido, ya que está más cerca de sus raíces.
Fertirrigación. En este caso, los abonos y fertilizantes se disuelven en el agua de riego, de modo que los nutrientes se reparten por todo el terreno.
El secreto para producir plantas de calidad consiste en proveer los nutrientes a la planta en el momento preciso. Dependiendo los tipos de fertilizantes y las técnicas empleadas para aplicarlos, es que se cumplirá el objetivo.
Recomendaciones generales para la aplicación de nutrientes al suelo
La fertilización puede afectar de manera significativa la calidad del cultivo, por lo que habría que realizar una planificación cuidadosa. Así que toma en cuenta estas simples recomendaciones para ir a la segura.
- Hay que considerar aplicar el abono a finales del invierno y a mediados de la primavera. En la primera aplicación le devolverá a la tierra la estructura necesaria para el crecimiento de las plantas (que puede perder durante las heladas), mientras que en la segunda, le aporta los nutrientes necesarios a la planta para poder estimular su floración o crecimiento.
- También hay que aplicarlo en aquellas plantas que veamos sin color, débiles o que no están creciendo óptimamente, ya que esto significa que no están recibiendo los nutrientes adecuados.
- Los fertilizantes líquidos son convenientes cuando se acaba de trasplantar, ya que su rápida absorción hace que la planta se fortalezca, mientras se adapta y va creciendo en su nuevo sustrato.
- Siempre hay que leer las etiquetas de los fertilizantes y seguir sus instrucciones de uso, ya que ahí se menciona la cantidad exacta a usar, sobre todo si es específico para una sola especie.
- Es preferible aplicarlo por la mañana o antes de oscurecer, y regar siempre antes de fertilizar. De lo contrario, el agua podría arrastrar el producto e impedir que llegue la cantidad necesaria a la planta.
Ahora que conocemos los tipos de fertilizantes que hay en el mercado, no queda más que elegir los productos adecuados para el jardín, según la variedad de plantas, con el fin de mantenerlas frondosas y saludables. De igual forma, vale la pena considerar otras opciones como los fertilizantes a base de harinas para alimentar las plantas.