Hace unos días mantuve una conversación sobre qué es lo que deseamos cuando adquirimos o compramos algo. Unos puede que busquen calidad, otros precio, seguridad…
Cada uno de los términos empleados anteriormente, responden a una cualidad que posee el producto. Un buen vendedor es aquel que va más allá. Además de ofrecer cualidades, debe de ofrecer “sensaciones”.
¿Qué es la Sensación?. ¿Recordáis la última película que os emocionó?, o aquella canción que os hizo bailar sin querer, o ese olor que os llevó de nuevo a vuestra niñez.
Creo que esa es la mejor definición.
Si importante es el papel de un buen vendedor, no lo es menos el del buen comprador. La capacidad de decisión, el saber elegir, el dónde buscar o el qué satisfacer, corresponden al comprador. O sea a ti.
Por eso, y por hacer más fácil mi vuelta al trabajo, he adquirido una pequeña “sensación”. Una sensación que me recuerda a descanso, sosiego y que equilibra al eterno sobrepeso de lo urbano.
Os invito a que, a partir de ahora cuando vayáis a comprar una cosa, no valoréis vuestra decisión de compra solo por la forma, color o precio del objeto a adquirir. Pensad también en vuestras sensaciones.
Algunas, son bien fáciles de poseer. Animaos a tener la vuestra, creo que sé dónde se venden.
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