En muchos lugares del mundo, el otoño se caracteriza por el lento y hermoso cambio del follaje verde, siendo una parte hermosa de la temporada.
El color del otoño es un fenómeno fascinante, en el que los árboles y arbustos que han estado verdes todo el verano se tiñen de llamativos tonos amarillos, naranjas, rojos y púrpuras. Pero ¿por qué las hojas cambian de color en otoño? ¡Vayamos a descubrirlo!
Fases por las que las hojas se tornan de otro tono
Los árboles que tienen hojas cambian de color en otoño. He aquí las fases:
Fase 1: Verde. Por qué la clorofila es verde. La clorofila es verde porque permite que los árboles absorban las longitudes de onda azules y amarillas de la luz, pero no el verde que se refleja. Las hojas verdes que vemos durante el verano ya contienen la mayoría de los colores del otoño. Durante la mayor parte del año, los colores del otoño están “cubiertos” por la clorofila verde dominante. La clorofila ayuda a los árboles a absorber la energía de la luz solar. El árbol se está “cargando” durante los meses de verano. La clorofila transforma el dióxido de carbono (CO2) + agua (H2O) en azúcares que “alimentan” al árbol.
Fase 2: Amarillo y naranja. A medida que el clima se enfría en otoño, las hojas comienzan a recibir menos luz solar. Menos luz solar provoca la descomposición de la clorofila (y el árbol no la repone), revelando los nuevos y coloridos pigmentos que se encuentran debajo y regalándonos los hermosos amarillos y naranjas del otoño. Los amarillos y naranjas que antes estaban enmascarados por la clorofila se denominan xantofilas y carotenoides. Estos pigmentos están presentes en las hojas durante todo el año, pero normalmente quedan enmascarados por la clorofila verde.
Fase 3: Rojos y púrpuras. En algunas especies y en ciertos años especiales, se verá otra etapa de color cuando las hojas se tornan de un rojo vibrante y púrpura. Esto es causado por las antocianinas. Estos tintos se producen en años en los que la gran cantidad de luz solar y el clima seco han aumentado la concentración de azúcar en la savia del árbol, lo que hace que el árbol libere antocianinas en un intento de aprovechar lo que les queda de energía a sus hojas, lo que le permitirá pasar el invierno. Curiosamente, el clima muy frío, los suelos ácidos y otros factores de estrés a veces provocan la producción de niveles más altos de antocianinas.
Fase 4: La caída. Al final de este colorido proceso, las hojas mueren. Los árboles se deshacen de sus hojas muertas porque ya no pueden obtener energía de ellas durante el invierno. Al deshacerse de sus hojas, los árboles pueden sobrevivir porque dejan espacio para un nuevo crecimiento en primavera. Los árboles son excelentes para reciclar. Las hojas caídas contribuyen a la salud del bosque después de caer, a través de la descomposición. Aunque el árbol las haya liberado, algunos carbohidratos y azúcares permanecen en las hojas. En el suelo del bosque, estos carbohidratos y azúcares brindan nutrición para que los “alimentadores” prosperen. Una vez que los hongos y las bacterias han comenzado a descomponer las hojas, los insectos también se suman a la cena. Una vez que las hojas se descomponen, proporcionan una fuente de fibra que ayuda al suelo a retener la humedad y mejorar el drenaje.
Las plantas recurren a un conjunto de pigmentos para producir energía a partir de la luz solar y, en otoño, algunas se vuelven más evidentes que otras.
Los colores otoñales de los árboles son uno de los grandes espectáculos naturales del año que vale la pena admirar. Aunado a lo anterior, los jardines urbanos con arces es un claro ejemplo de ello.