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Fuchsia es una planta perteneciente a la familia de las Onagraceae, originaria de Centroamérica, Latinoamérica y Nueva Zelanda. Esta misma puede tener una gran variedad de tamaños y formas, desde arbustos hasta árboles pequeños y hermosas plantas colgantes. Puede desarrollarse perfectamente si tiene buena humedad y ventilación. Esta planta es también conocida como Fucsia y Pendiente de la Reina.
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La Fuchsia filgens, es una especie que cuenta con hojas en forma de corazón y flores colgantes de color escarlata. Esta misma es pariente de muchas otras Fuchsias híbridas que en la actualidad pueden conseguirse. Las plantas suelen ser cultivadas particularmente por la belleza de sus flores pendulares, por lo que deberías considerarla para tu jardín.
Cuidados culturales de la Fuchsia
Cambia la Fuchsia de maceta en invierno-primavera, utilizando un buen compost. Recorta la planta para darle forma a comienzos de la primavera y mantén el compost húmedo durante el periodo de crecimiento. Abónala cada dos semanas con fertilizante líquido y rocíala regularmente durante los meses calurosos del verano.
La Fuchsia se desarrolla bien a una temperatura de entre 13 y 18 °C en un lugar luminoso, pero no directamente bajo los rayos del sol.
Durante el periodo de reposo, la Fuchsia pierde sus hojas, por lo que deberá permanecer en un invernadero libre de heladas o en algún sitio fresco con una temperatura de entre 7 a 10 °C, con luz indirecta.
Propagación de la Fuchsia
Toma esquejes de 3 cm de largo de los brotes jóvenes en primavera, o bien, en verano y en otoño y plántalos en macetas de 7 cm de diámetro con una mezcla de una parte de arena fina por tres partes de compost. Cubre los esquejes con una bolsa plástica transparente y mantenlos ligeramente húmedos a una temperatura de 16 °C.
Cuando hayan empezado a crecer, trasplántalos a una maceta mucho más grande. La Pendiente de la Reina también puede cultivarse a través de semillas y, para ello, tendrás que sembrarlas en primavera utilizando la misma mezcla para los esquejes. Cúbrelas y mantenlas en un lugar sombrío a una temperatura de 16 °C hasta que las semillas hayan germinado. Cuando sean lo suficientemente grandes como para manipularlas, plántalas en macetas de 7 cm de diámetro individualmente.
Ahuyenta las plagas, como el pulgón verde, con un insecticida con base de dimetoato.
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