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Una de las preguntas que más nos hacemos, es si las plantas sienten dolor. La respuesta es un poco complicada porque no sienten dolor como los humanos, pero algunos científicos especializados en plantas postulan que pueden sentir dolor a su manera. Pero para entender mejor sobre el tema, es preciso profundizar un poco más.
Definición del dolor, según los científicos
En esencia, el dolor es un sistema de alerta. La forma que tiene el cuerpo de indicarle que debe realizar cambios en sus circunstancias para evitar lesiones. La experiencia del dolor está estrechamente asociada con un tipo de terminación nerviosa llamada nociceptor. Cuando el cuerpo se expone a estímulos potencialmente nocivos (una temperatura extrema o una laceración, por ejemplo), los nociceptores se lo comunican al cerebro y este, a su vez, crea una sensación de dolor.
Existen ciertas situaciones poco frecuentes en las que es posible experimentar dolor sin nociceptores. El ejemplo clásico es el dolor del miembro fantasma, cuando una persona amputada siente dolor en una extremidad que ya no tiene. El dolor del miembro fantasma es una afección poco comprendida que desconcierta a los científicos hasta el día de hoy, pero es relevante para la cuestión del dolor de las plantas.
Las plantas y el dolor
En resumen, las plantas no sienten dolor. Es notoriamente difícil demostrar la inexistencia de algo, y más aún cuando se trata de una experiencia subjetiva como el dolor. Dicho esto, casi todo lo que sabemos sobre las plantas, sugiere que no son capaces de sentir dolor, ni nada, en realidad.
En primer lugar, las plantas no tienen nociceptores, sistemas nerviosos ni cerebro. En las especies que experimentan dolor, tanto el sistema nervioso como el cerebro son parte integral de esa experiencia. El sistema nervioso detecta un estímulo nocivo y el cerebro crea la sensación de dolor cuando recibe este mensaje del sistema nervioso.
Como se mencionó anteriormente, la existencia del dolor del miembro fantasma significa que es posible que alguien experimente dolor sin tener nociceptores en el lugar del dolor. Pero no es posible experimentar el dolor del miembro fantasma sin un cerebro y un sistema nervioso, y el fenómeno del dolor del miembro fantasma sugiere que el dolor se edifica en última instancia en el cerebro.
La Dra. Elizabeth Van Volkenburgh, bióloga vegetal, en Psychology Today mencionó que las plantas perciben y responden al tacto y a los cambios de temperatura, pero no “sienten”. “Todo el proceso de sentir depende del cerebro, y las plantas no tienen cerebro”.
¿Las plantas reaccionan al peligro?
Como señala Van Volkenburgh, las plantas son capaces de responder a estímulos externos. Todos hemos visto vídeos en cámara lenta de flores que rotan a lo largo del día para asegurarse de que siempre están orientadas hacia el sol, pero las reacciones de las plantas van más allá de eso. Muchas plantas emiten sustancias químicas cuando se las corta o daña. Estas sustancias químicas pueden cumplir diversos propósitos, desde advertir a otras plantas cercanas del peligro hasta envenenar a quien esté causando el daño.
En otras palabras, cuando las plantas se ven expuestas a algo amenazante, a veces reaccionan de maneras que, a nuestros ojos, se parecen mucho a una reacción al dolor. Y es cierto que el dolor a veces se mide observando cómo reacciona un organismo a estímulos aparentemente dolorosos en su entorno. Si un amigo se golpea el dedo del pie y comienza a gritar, se podría concluir razonablemente que siente dolor.
Pero el hecho de que las plantas a veces se comporten de maneras que asociamos con el dolor no prueba que realmente estén sintiendo dolor, porque el comportamiento no siempre se correlaciona con la experiencia de la manera esperada. Es posible que un organismo sienta dolor sin cambiar su comportamiento. Los pollos son conocidos por ocultar su dolor cuando están enfermos o heridos. Y es fácil actuar como si sufrieras dolor cuando no es así.
La forma en que las plantas responden a las heridas no es un ejemplo de dolor, sino más bien un ejemplo de mecanismo de defensa. Las plantas, al igual que los humanos, han desarrollado formas de defenderse de las amenazas externas y, si bien nuestra defensa implica una sensación de dolor, la de ellas no. Incluso se podría argumentar que las plantas, en este sentido muy específico, están más evolucionadas que nosotros. Pueden defenderse eficazmente de los daños sin experimentar sensaciones desagradables de agonía física.
El dolor de los animales es diferente al de las plantas
Si el dolor nunca puede observarse directamente, solo experimentarse e inferirse, ¿cómo podremos saber si otro organismo siente dolor? En el sentido técnico más estricto, no podemos. Por lo que los científicos adoptan un enfoque un poco menos filosófico y más holístico cuando intentan determinar si otros animales pueden sentir dolor.
En términos generales, los científicos infieren que los animales sienten dolor utilizando algunas herramientas diferentes, a saber, el conocimiento existente de la experiencia humana y cómo los humanos reaccionan tradicionalmente al dolor, las observaciones de las respuestas de los animales a estímulos o eventos potencialmente dañinos, y la presencia o ausencia de receptores de dolor, sistemas nerviosos y cerebros en dichos animales.
Con estas herramientas, los científicos han llegado a la conclusión de que la mayoría de los animales sienten dolor, incluidos no solo los mamíferos, sino también los peces, los reptiles e incluso algunos decápodos como las langostas y los cangrejos. Estos animales son muy diferentes entre sí, pero todos tienen dos grandes cosas en común: el sistema nervioso y el cerebro. Las plantas carecen de ambos, por lo que los científicos no han podido concluir que sean capaces de sentir dolor.
Por qué preocuparse por las especies
Es absolutamente crucial señalar que el hecho de que las plantas no sientan dolor no significa que debamos considerarlas desechables o sin importancia. Al contrario, las plantas son extremadamente importantes. En el sentido más literal posible, todos estaríamos muertos sin ellas.
Si no fuera por las plantas, no podríamos respirar, ya que son ellas las que oxigenan el aire que nos rodea. Sin ellas, moriríamos de hambre, no solo porque las comemos, sino porque los animales que muchas personas comen también las comen. Las plantas desempeñan un papel crucial para mantener las temperaturas del planeta dentro de un rango habitable y son ingredientes esenciales en hasta el 40 % de los medicamentos que las personas usan todos los días.
Las plantas cumplen muchas otras funciones vitales, pero la cuestión es clara: “el hecho de que no sientan dolor no significa que no importen”. Sin duda, sí importan.
La razón por la que las plantas no pueden sentir dolor es porque carecen de sistema nervioso y cerebro.
Entender por qué las plantas no pueden sentir dolor es entender por qué los animales sí lo sienten. Un reconocimiento más amplio de esta diferencia probablemente debería llevar a más personas a considerar más seriamente las experiencias de dolor de los animales a la hora de decidir qué comer. Asimismo, otra incógnita que vale la pena despejar es la de si ¿las plantas se comunican entre sí?